jueves, 10 de mayo de 2012

LA CRISIS SEGÚN EINSTEIN


  
Esta crisis no es plato de buen gusto. Y si no que se lo pregunten a toda esa gente lastrada por un ánimo granítico, como expiando una culpa que ni siquiera es suya, bajo las amenazas informativas de los heraldos políticos de la información(prensa-r-comprimir-extorsionar)  que auguran que viene el coco disfrazado de justiciero de lehman Brothers. Las crisis, ya se sabe, nos arrebatan muchas cosas innecesarias, incluida la ilusión que no siempre se nutre de ideas pragmáticas. Inmerso en ella-nadie se salva- la padezco con mayor rigor en las manifestaciones de “otro” que activan los resortes de mi empatía.
   A comienzos de semana me visitó José Manuel, un amiguete que no ha podido hacer frente a la onerosa hipoteca de su casa y está en proceso de expropiación por el banco, (véase también ixodoidea) . En lo que a mí respecta, la verdad es que tengo suerte, porque mi vivienda es una herencia de mis padres y salvo tributar a hacienda, pocos riesgos se derivan de su usufructo. José Manuel está hecho polvo y la idea de un desarraigo abocado al arrendamiento con casero, me cuenta que le deprime. Desestimo la idea, por inconveniente, de comentarle -para relativizar su desgracia- algo sobre la indigencia de los sin techo y la pernocta sobre sábanas de cartón bajo las pilastras de un puente, que a mayor inri, no sea patrimonio de la Unesco.
    A media mañana he recibido otra visita. Esta vez ha venido mi primo que está en horas bajas porque después de veinte años de abnegados servicios a su empresa, esta le ha señalado la puerta y le ha dicho que se ponga del lado que cuelga el picaporte. Yo para consolarlo le digo que mire la parte positiva, que ahora dispondrá de tiempo para sus cosas y que podrá hacer como yo, quedarse plácidamente en la cama todas las mañanas sin someterse a esos espartanos madrugones a las cinco am. Pero este consuelo le sirve de poco a mi primo desempleado. Se preocupa por su futuro. Lo intangible de ese tiempo, convierte en estéril la filosofía estoica de que la falta de perspectivas, en ocasiones, puede ser tan nefasta como una perspectiva predefinida si te conduce a donde no quieres.
  Hay incluso una vertiente de la crisis que afecta a la líbido. Así, mi hermano me confiesa a los pies de la cama que el estrés provocado por la volatilidad del mercado laboral, le está afectando en su parte más concupiscente -que es una palabra muy larga para definir un síntoma que te la pone corta- y atraviesa una etapa sexual poco activa. Yo alcanzo a entenderle porque hubo una época en la que la privación del sexo me parecía más difícil que masturbarse en una depuradora una mañana de invierno, pero todo es susceptible de cambios y ahora el sexo es un pensamiento aséptico, una construcción mental que me hago observando a una enfermera con su batín de un blanco impoluto, todo ello sin efecto catapulta.
No quiero parecer insensible. Todos tenemos derecho a alimentar un sueño. Ya lo decía Rubén Darío: “Pues si te empeñas en soñar, te empeñas en aventar la llama de la vida”. No, no es eso, frivolizar sobre el drama en el que vive mucha gente como victimas colaterales de una avaricia sin cara. Es que….
……Es que esta mañana me ha visitado, Alberto, el oncólogo de planta. Hemos charlado brevemente de trivialidades antes del informe médico diario. Alberto está preocupado porque su automóvil de fabricación alemana le da repetidos fallos en la centralita. La crisis ha provocado que su montaje se haya desviado a China y los estándares de calidad han bajado. Cuando se marcha, estiro la cabeza rapada, para ver por el ventanal del cuarto 538. Todo en apariencia sigue igual. La crisis es posible que no sea otra cosa que un tetrix de valores. La mía, me ha enseñado a verla como una obra en varios actos en la que el escenario, las luces, el atrezo, apenas importa. Lo que realmente adquiere importancia es la calidad de mi interpretación antes de que el telón se cierre entre bastidores.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

jesuspresa@hotmail.es