domingo, 9 de agosto de 2009

Una condena de ecos



"Condena de Apolo" Carmen Salamanca



Cercaste tus pabellones a este romero,

estrechaste tus portales a mi holgura,

se desplomaaron tus frisos

sobre mis paisajes

y de tu balcón descolgaste las escalas.



Enmudeciste tu beneficiencia de consuelos.

Capitana de un marcial desafecto,

me confinaste a una reserva de amores,

a tu inanición de caricias de linimento.



Envolviste mi dicha en esparto,

arrugaste mi temple gladiado,

en el coso luché con tu fiera

y venciste ¡venció callando!.



Después,

cuando imploraba la intimidad

de tus nombres,

no hubo mensajeros de tu alma,

ni respuesta de aquellos que dije:

sólo hubo una condena de ecos.

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