jueves, 3 de abril de 2014

EL MAL FARIO QUE TRAJO LA PRIMAVERA DEL AÑO 1930 EN SALCEDA.

Imagínese Usted un sala en la que se vela un cadáver. Imagínese que en dicha sala un grupo numeroso de vecinos le rinden el último adiós al fallecido y de pronto algo sucede. El suelo se hunde bajo los pies y caja mortuoria, cadáver y vecinos en el duelo se precipitan hacia las profundidades en un pandemónium de maderas rotas, polvo y lamentos.

 Imagínese ahora otra situación diferente. En esta ocasión los concurrentes están de celebración. El decorado es la bóveda de una iglesia durante el oficio. De pronto una tormenta irrumpe con fuerza y se oye un estrepito ensordecedor. Un fragor inusual que recuerda al desprendimiento de una montaña mezclado con lastimeros tañidos de campana invade todo. Los fieles buscan desesperadamente la puerta del templo atropellándose unos a otros.



Las situaciones descritas ocurrieron en realidad en el siglo pasado e hicieron buena la sentencia de que a veces la realidad supera a la ficción.

El primero de los hechos ocurrió en la parroquia de la Picoña en la primavera del año 1930. Un grupo de vecinos velaban el cadáver de la difunta Isabel Pérez Martinez cuando el suelo de la habitación cedió bajo el peso de las personas allí congregadas. Como consecuencia hubo que lamentar la muerte de la niña Rosa Pereira Rodriguez sobre la que cayó la caja fúnebre. Además resultaron lesionados de gravedad Flora Barciela, Augusto González y Dolores Coto, esta última con la rotura de una pierna y varias costillas. El balance final de heridos de diversa consideración ascendió a 28 personas. Este suceso tuvo una amplia cobertura por parte de la prensa local y nacional. Periódicos nacionales como la voz (Madrid), la libertad o el Sol dieron cuenta del suceso.

Apenas unas semanas antes.

El segundo incidente ocurrió en Salceda de Caselas durante la celebración de las fiestas de San Benito en la Iglesia parroquial. Las fechas prácticamente coinciden. Si en el suceso anterior nos situábamos en el mes de abril este viene fechado a 22 de marzo del mismo año de 1930.Una tormenta con gran aparato eléctrico provocó que un rayo impactara sobre la torre de la iglesia. El alcance causó el desprendimiento de la cúpula y destrozó una campana. Se produjeron escenas de pánico al querer los asistentes a la misa alcanzar el exterior del templo aunque salvo algunas lesiones leves por caídas no hubo que lamentar en esta ocasión males mayores. También esta vez, la prensa nacional se hizo eco de la noticia.

Como personas cabales desterramos la superstición pero por si acaso, que habelas hainas, nos encomendaremos a Santa Barbara para evitar males mayores





FUENTES-

Periódicos el Sol, la Voz, la Libertad, el Heraldo.


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