Somos esa pandilla de comerciales a los que arenga Luis zahera en "¡Con un par de cojones Fonseca!. Somos divinos y no humanos porque la consigna social es la consigna del éxito. Cuando parpadeamos y por un leve instante descubrimos la realidad, reparamos en la evanescencia tan colorista de las mariposas o tal vez que nos hemos olvidado de perdonar:
DIVINO Y NO HUMANO
Hoy al despertar el día he querido dar un paseo.
desde mi puerta y a paso lento he ido hasta Australia
para regresar cayendo la tarde, por un atajo que conozco en los Urales.
Escampé algunas nubes inclementes y sus goterones,
con un pedazo de ozono que cojí prestado
y ya al filo de las doce he tomado un vermout
con todo el hielo del Hemisferio Norte,
unas pajitas como las que sorben disgustos
y la producción anual de olivas de Úbeda y Baena.
Antes del almuerzo, sofoqué cuatro volcanes insurrectos
irrigando sus cráteres con el lago Baikal.
Para comer sin frugalidades,
pedí los antílopes del Serengueti,
dos océanos de crustáceos descalcificados,
algunos endemismos de la pobreza y de la riqueza,
la cosecha del setenta Chardonay del Valle de Mendoza
y consentí en decorar con fosforescencias de plácton
el agua de las abluciones.
Ya en la sobremesa atendí un pedido de relojes de arena
para medir todos los futuros
para lo cual extraeré la arena del Sáhara y del Gobi.
En cuanto anochezca, por mi adversión a las candelarias
arrendaré una supernova para iluminar mi patio
porque no me agrada la luz indirecta de la luna.
En mi agenda de mañana daré de alta en mi nómina dos titanes
y firmaré el finiquito de algunos Dióses.
¡Por cierto! tengo que acordarme de hallar un instante para perdonarme
y hacer un censo de mis hermanos desde el último dinosaurio
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