martes, 3 de marzo de 2015

LOS APUNTES DE LA IGLESIA, 1855 . SALVATERRA DE MIÑO. HISTORIA

En el pasado la iglesia ejerció una poderosa influencia sobre la sociedad civil y política que se basaba en un férreo control de la reciedad en las normas de convivencia. La población española -católica, apostólica y romana- seguía escrupulosa, o cuando menos públicamente, los dictados de la iglesia bajo la disyuntiva de ser apartada del culto y del mismo seno de esa sociedad, señalados como ateos o en épocas posteriores como francmasones o apóstatas. Es cierto que existieron algunos intentos de rebelión. Sin embargo, los motines anticlericales de 1835 contra las órdenes religiosas en España, fundamentalmente por su apoyo a los Carlistas en la guerra civil, alguna desamortización que atentó contra los bienes de la iglesia o el periodo anticlerical de la Segunda República, apenas si llegaron a romper esa hegemonía en las costumbres por parte de la institución. La curia además estaba representada y tenia voz desde la tribuna de algunos de los medios de prensa de la época. Periódicos como la integridad en Tuy, el Eco de Galicia en La Coruña o La Voz de la Verdad se presentaban como diarios católicos. Así las cosas, a mediados del siglo XIX un gran hermano espiritual velaba las vidas del rebaño con especial incidencia en los núcleos rurales. Tanto era así que existían libros de registro de precepto, en los que se consignaba aquellos sacramentos que debían cumplirse. Así se hacía en los barrios de la parroquia de Cabreira donde el abad celoso de la fe de sus parroquianos tomaba buena nota de su devoción hacia el culto. Este curioso libro de registro del 28 de junio de 1855 dejaba pocas prerrogativas a los escépticos y descreídos.

PROLOGO- El libro tiene 102 paginas a lo largo de las cuales
 aparecen la nomenclatura de todos los feligreses por barrios
 con  su fecha de nacimiento y los signos que
 indican el cumplimiento del precepto

Los barrios

Una marca para los que van a la doctrina y la saben,
 una marca para los que confiesan y comulgan,
una marca para los que son de doctrina y confesión pero no comulgan.....

Marcas y registro de actividad espiritual

Marcas para todos los feligreses en cada uno de los barrios y sus poblaciones


Los fieles no solamente tenían que estar a la altura en los horarios de culto. El buen católico no solo tenía que serlo sino parecerlo. En la vida cotidiana era menester cuidar los hábitos. Cualquier imprecación o exabrupto podía ser susceptible de castigo. Esto debió parecerle a José Piñeiro Martinez de Salvatierra a quien el Gobernador impuso una multa por blasfemo en el año 1927.




 El anecdotario nos cuenta situaciones de graciosa penitencia como la ocurrida en una romería de Salvatierra. Un joven del Castillo profirió la expresión malsonante "Me cago en Dios", siendo escuchado por el cura párroco que se apresuró a recriminarle su blasfemia. El arrepentimiento hubo de escenificarlo el pecador en la misma romeria. Se le instó a subirse a una improvisada tarima y a recitar como desagravio en público cincuenta veces la siguiente alabanza : ¡Alabado sea el Señor¡ ¡Alabado sea el Señor¡ ¡Alabado sea el Señor¡.............


Posteriormente y con la celebración del Concilio Vaticano II se produce un cierto aperturismo que suaviza la actitud eclesiástica y maquilla un tanto el apostolado. Se celebran convivencias y siguiendo la impronta de San Ignacio de Loyola los ejercicios espirituales sirven como cantera y captación de nuevos adeptos bajo la premisa de acercamiento a Dios.

Ejercicios espirituales- Tuy-  Muchachas de la Diócesis- Foto Vila años 50

Fuentes- 
Libro de preceptos- Propiedad y cortesía Marga Nuñez
Cuadernos de Estudios Gallegos. Nº 122
El Pueblo Gallego
Masonería, Clero y enseñanza en la Galicia contemporánea.Alberto J.V. Valin Fernández-Universidad de Santiago de Compostela

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