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"Después de la tormenta" Raciel Linares-Cuba
Sentí el aire ionizado, voluptuoso
heraldo fidedigno de la tormenta.
Sentí la plomiza atmósfera
oprimiendo densa el aeróbico círculo
de torpes y minúsculos seres alados.
Sentí las primeras gotas
desparramándose por los eriales
detapando esencias a tierra mojada.
Se precipitó el cielo
sobre todas las cosas
liberando su desconsuelo
y muchos espontáneos arroyos
serpentearon por caballones y acequias
arrastrando en su rumbo
una escuadra otoñal de hojas secas.
Escampó la nube sus taciturnos grises
e hízose del éter un mar inverso
y refulgieron los objetos
con argénteos guiños de azogue imposible.
Amainó la tormenta.
Cuando cerré mi paraguas,
reparé cuan solitario y triste
fue mi cobijo.