Algunos políticos son en realidad murciélagos. Les satisface su perspectiva de un mundo al revés. Permanecen colgados en un lugar preeminente de su caverna de Platón, sin enterarse de nada de lo que fuera de ella ocurre. Evolucionan en la oscuridad, al amparo de ella, sobreseídos por ella y finalmente todo lo que nos aportan, son ingentes pilas de mierda, que esparcen por todo aquello que le resulta vertical a su plano.
Hay que decir, no obstante, en descargo de los mamíferos alados, que su excremento (guano) tiene aplicaciones prácticas en horticultura.
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