Cortesía de Antón Lorenzo " Xaque ". En las casas de la parte central de la fotografía los más viejos del lugar recordarnan el Bar Tablón y la ferretería de Don Germán y Doña Pura |
El golpe
militar del General Franco ha sido objeto de estudio desde diferentes
perspectivas y no ha sido una excepción en la zona del Condado por parte de
estudiosos e historiadores. Este
artículo pretende darle un enfoque mixto en el que de una parte, lo subjetivo y
de otra los datos más rigurosos, vayan de la mano para entretejer esta
historia del pasado reciente. Mezclaremos tradición oral y testimonios con
reseñas de hemerotecas y documentos oficiales en un intento de acercarnos a
aquella dura realidad de la época.
Francisco
Villarrubia Fernández se había graduado en la Academia de Infantería de Toledo
a finales del año 1922. Este sería el principio de una carrera militar que le
permitiría ir subiendo de graduación a lo largo de los años y de no pocas
vicisitudes. Con una sólida formación militar, tres años después y en la misma
Academia de Toledo, se le asigna en el mes de mayo de 1925 el rango de Alférez.
A partir de este momento Villarrubia se embarca en destinos lejanos que le
llevan en primera estancia a África. En esa época Tetuán es un destino
arriesgado por cuanto España está inmersa en la guerra del Rif, pero al mismo
tiempo facilitaba que las políticas de ascenso por meritos de guerra impulsaran
la carrera militar. De esta forma apenas dos años después Francisco Villarrubia
ya ostenta el grado de Teniente perteneciente al Batallón de cazadores de
África, nº 3 con Guarnición en Tetuán. El militar contrae matrimonio en Vigo
con María Luisa López Alonso y suponemos que este vínculo marital habría de
condicionar su próximo destino, no sin antes prestar servicio en guarniciones
en las Islas Canarias y Baleares. En el año 1934 se le adscribe al cuerpo de
carabineros y finalmente, en una noticia fechada por el periódico el Pueblo Gallego con fecha 31 de Diciembre de 1935 se lee textualmente: “El Teniente de carabineros D. Francisco
Villarrubia Fernández de la Quinta comandancia ha sido destinado a la provincia
de Pontevedra” .
El teniente
de carabineros recalará en Salvatierra de Miño donde establecerá su residencia
en la rúa Fonte da Vila, en un primer piso donde compartirá vecindad con José
Martín Martín un policía de Ávila alojado en el bajo del mismo edificio a
través de cuyos familiares nos llega parte de esta historia. Para entonces
Villarrubia es el comandante militar de la plaza y máxima autoridad militar en
Salvatierra. Como es sabido entre el 16 y el 18 de Julio del 36 se produce el
levantamiento militar. No parece que en un primer momento el Comandante se
adhiera a la sublevación. No son tiempos para indecisos y la urgencia de los
acontecimientos empuja a Villarrubia a tomar una decisión definitiva. El 28 de
julio de 1936 el comandante de la plaza manda que se congreguen todos los
carabineros, y también guardias civiles de Salvaterra y otros pueblos cercanos
frente a la casa de Fonte da Vila. Los uniformados se fueron reuniendo hasta
ser unos cuarenta, algunos pertenecían a la casa de carabineros que había en
Salvaterra, otros venían de los acuartelamientos de diferentes pueblos
cercanos, As Neves, Arbo, etc., y cuando estaban todos se asomó a la ventana de
su dormitorio y les expuso en pocas palabras la situación tan grave que se
estaba produciendo, recordándoles que él era la máxima autoridad allí y que,
por tanto, sólo a él debían obedecer. Pero no se conformó con eso, quiso
asegurarse de la adhesión de todos y de cada uno de aquellos carabineros (y
también guardias civiles), y les ordenó que fueran subiendo por una estrecha
escalera situada en la cocina de su piso, hasta el sobrado de la casa, una
amplia estancia de unos 80 metros cuadrados, iluminada por dos ventanas, justo
debajo del tejado a dos aguas del edificio. Allí reunió a todos los hombres, y
fue preguntando uno a uno para que abiertamente mostrasen su adhesión a la decisión
tomada.
Casa donde Francisco Villarrubia residia.La ventana mas cercana al balaustre de izquierda a derecha en la parte superior izquierda de la fachada daba luz al despacho del Teniente |
En este lateral se aprecia la ventana superior próxima al tejado que iluminaba una amplia buhardilla de 80 m donde Villarribia busco la adhesión de otros militares |
Una vez asegurada la adhesión incondicional de todos aquellos uniformados les ordenó bajar hasta la calle, donde los hizo formar, se puso a la cabeza de la formación, desenvainó su sable y comenzó a marchar en dirección al ayuntamiento dirigiendo el piquete, que caminaba con sus armas reglamentarias al hombro. Una vez allí subió al salón de sesiones, mientras la cuadrilla permanecía en la plaza, esperando sus órdenes en posición de firmes. Había varios curiosos por los alrededores viendo el despliegue, y fue entonces cuando el teniente Villarrubia salió al balcón que da a la Plaza del Castillo e hizo el pronunciamiento militar. Dijo algo como lo que sigue: “En el día de hoy (…) declaro el Estado de Guerra. Quedan anuladas cuantas leyes y disposiciones estaban vigentes hasta este momento. Yo asumo el mando como máxima autoridad militar”. A partir de ese momento el Ayuntamiento quedó incautado y sometido a la única y exclusiva autoridad del teniente Villarrubia, suspendiéndose oficialmente toda actividad no autorizada, especialmente por parte de cualquier miembro de la corporación republicana.
Unos días después
de estos hechos se levanta el Acta de constitución de la Comisión Gestora
Municipal – Cabildo de Guerra
“En la casa consistorial de Salvatierra de Miño, a primero de agosto de mil novecientos
treinta y seis, siendo las siete de la tarde se reunió en el salón de
sesiones, D. Francisco Villarrubia, comandante militar de esta plaza de
Salvatierra, con los señores que al margen se expresan, al objeto de darles
posesión de los cargos de gestores o concejales interinos de este ayuntamiento
con que han sido honrados por dicha autoridad. Seguidamente el Sr. Comandante
militar les da posesión de los referidos cargos de gestores o concejales
interinos de este ayuntamiento a los Srs. D. victoriano Alonso Parada, Emilio
González Mazaira, Manuel Alonso González, Enrique Gándara Ocampo y José María
Rodríguez Cruces y los exhorta al cumplimiento del deber en bien de la
Administración y de la Patria que en estos momentos está pasando trances de
amargura. Luego se procede al nombramiento de alcalde al nuevo Presidente de este Ayuntamiento acordándose por unanimidad designar a D. Victoriano Alonso Parada, el cual presente acepta y pasa a ocupar la derecha del Sr. Comandante militar "
A
partir de este momento los hechos se precipitan en una vorágine de miserias humanas que destapan rencillas y dan lugar a actos innombrables. El régimen ejercerá una brutal represalia contra
aquellos que lo combatieron en defensa de los valores de la República y por
otro lado premiará a todos aquellos que mostraron su adhesión incondicional al
nuevo Gobierno de Franco. El teniente Villarrubia pasada la contienda y ya en
la órbita de la Falange será ampliamente reconocido y detentará importantes
cargos. En el año 1937 varias publicaciones de periódicos afines dan cuenta de
Villarrubia en posesión de sendos cargos dentro de la organización:
“Esta Delegación de Organizaciones juveniles
de Falange Española Tradicionalistas de las J.O.N.S. hace publico para
conocimiento de todos, los nombres de los camaradas delegados de servicios de
la misma para que los militantes pertenecientes a ella presten el debido
acatamiento a las órdenes que de aquellos puedan emanar: Capitán Jefe Militar Camarada Francisco Villarrubia Fernández “
Villarrubia Jefe de Milicias de Falange |
Fuentes-
La amargura de la Guerra-Juan José Pino Álvarez
Hemeroteca- El pueblo Gallego, El Telegrama, El progreso, semanario independiente, Diario Republicano, el Motín
Testimonio y parte del texto Gonzalo Gil- Natural de Salvatierra de Miño donde residió hasta los 17 años. Estudio en la UCM de Madrid y fue Profesor en laa UCM 3 ( Departamento de Biblioteconomia y Documentación). Es autor de libros como A la Luz de los Prodigios- Alfaguara.
Agradecimientos- Gonzalo Gil y Antón Lorenzo
Agradecimientos- Gonzalo Gil y Antón Lorenzo