"Condena de Apolo" Carmen Salamanca
Cercaste tus pabellones a este romero,
estrechaste tus portales a mi holgura,
se desplomaaron tus frisos
sobre mis paisajes
y de tu balcón descolgaste las escalas.
Enmudeciste tu beneficiencia de consuelos.
Capitana de un marcial desafecto,
me confinaste a una reserva de amores,
a tu inanición de caricias de linimento.
Envolviste mi dicha en esparto,
arrugaste mi temple gladiado,
en el coso luché con tu fiera
y venciste ¡venció callando!.
Después,
cuando imploraba la intimidad
de tus nombres,
no hubo mensajeros de tu alma,
ni respuesta de aquellos que dije:
sólo hubo una condena de ecos.
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